Sostuvo Janan Knust, CEO de KLog.co, en el marco de la inauguración del año académico de la Escuela de Negocios Internacionales en el Campus Santiago.
La Escuela de Negocios Internacionales realizó en el Campus Santiago la inauguración de su año académico, que tuvo como invitado a Janan Knust, fundador y CEO de KLog.co, empresa de transporte internacional de carga que digitaliza todo el proceso logístico a través de una plataforma.
“Quien lidera con el ejemplo, como lo he ido viendo en mi trayectoria, es al final quien logra la mayor credibilidad. Si piensas, dices y haces y esas tres cosas tienen concordancia una con otra, en ese orden, normalmente te debería ir bien. Porque eso te hace una persona coherente”, enfatizó el emprendedor de 40 años, quien compartió su experiencia con el público asistente.
El evento fue encabezado por la directora subrogante de la escuela, Teresa Pino, y por el jefe de carrera en la capital, Daniel Ferreira. Asimismo, contó con la participación de la académica Daniella de Luca, directora académica del Centro de Desarrollo Económico Internacional de la Escuela Negocios Internacionales, y estudiantes.
La profesora Pino destacó que el retorno a las actividades presenciales, que se vieron interrumpidas por la pandemia del covid-19, ha sido muy positivo, dado que estas son muy importantes para la formación profesional. Asimismo, agradeció la presencia del fundador de KLog.co, una compañía que ya está presente en cinco países, en la que trabajan cerca de 200 personas y vende unos 100 millones de dólares anuales.
Knust relató su testimonio de vida antes de crear la empresa, en la que muchas veces tuvo serios tropiezos: intentó ser futbolista sin éxito, lavó platos en una cadena de hoteles en el extranjero, perdió la posibilidad de hacer un postgrado en una prestigiosa universidad de Estados Unidos y estuvo a punto de quebrar con su emprendimiento, entre otros. Sin embargo, de todo ello sacó diferentes lecciones para generar lo que hoy es la filosofía de KLog.co, que se resume como “A-Fire”.
Cada letra de esta sigla implica, respectivamente, tener actitud y alegría y amar lo que uno hace; entender que para emprender es importante ser recurrente y tener foco para lograr esa recurrencia; vivir incomodidad, en cuanto a no acostumbrarse a la zona de confort; así como también cultivar la resiliencia y el estudio.
“El punto neurálgico para nosotros siempre fue poner al talento de las personas en el centro”, destacó Knust.
Consultado luego de la actividad sobre cómo fomentar la creatividad y la innovación desde la universidad, dijo que “creo que ustedes, y las universidades en general, tienen un capital tremendo que son los talentos. Hay que pensar que quienes egresen de acá van a ser las personas que estarán desarrollando empresas, emprendimientos e ideas. Y hay que dar la posibilidad de que eso se entienda y se materialice en acciones”.